El Topo ibérico

19/05/2017

El topo ibérico o Talpa occidentalis es una especie de mamífero de la familia Talpidae que habita en el centro y oeste de la Península Ibérica. Pertenecen a la familia de los sericomorfos.

 

Su forma es cilíndrica, de nariz alargada, cubierto de pelo y sin cuello. Sus patas son cortas y terminan en 5 garras alargadas que recuerdan a la forma de una pala, lo que le permite excavar túneles con mucha facilidad. El topo ibérico es casi ciego, además, sus sentidos del olfato y el oído tampoco están muy desarrollados, por lo que se guía principalmente por el sentido del tacto, el cual tiene muy agudizado.

 

El topo ibérico alcanza su madurez sexual entre los 6 y los 12 meses. Su gestación dura unas 6 semanas y normalmente tienen de 2 A 8 crías, que pesarán unos 3,5 gramos al nacer. La lactancia del topo dura más o menos un mes, pasado este tiempo, el pequeño topo comenzará a alimentarse por su propia cuenta.

 

Pueden llegar a vivir hasta los 5 años, aunque no suelen superar los 3. Se alimentan principalmente de insectos, sin embargo, su plato principal son las lombrices, que suponen casi el 100% de su alimentación durante el invierno. Durante el verano, su alimentación varía entre lombrices, larvas, gusanos, pequeños reptiles, raíces y fruta. Además, el topo tiene un metabolismo altísimo, es capaz de consumir entre el 50 y el 100% de su peso en comida en un solo día, y puede llegar a morir si no come nada en 24 horas.

 

El topo ibérico es una especie muy abundante en toda la península y su hábitat son las toperas excavadas en el suelo, que se dividen en numerosas galerías, y que tan solo abandonan para alimentarse.

 

En este caso no se trata de una especie en peligro de extinción, y de hecho es una de las plagas más odiadas principalmente por los agricultores, algo raro ya que se considera que los topos suelen eliminar insectos y alimañas que afectan en mayor medida a las cosechas, aunque en el caso de plagas de topos si suponen un problema.

 

A parte de los topicidas que se utilizan para acabar con estos animalillos, también existen numerosos métodos para ahuyentarlos, cómo trampas preparadas para capturarlos, aparatos de ultrasonido o colocar bolitas de alcanfor a la entrada de sus madrigueras, que producen un olor que les ahuyenta, pero ninguno tan eficaz como recurrir a profesionales.

 

En este sentido, desde Bioplagas recomendamos al más mínimo síntoma de presencia de topos contactar con los profesionales en el control de plagas para eliminar la amenaza eficazmente y evitar su reaparición.